12 bifes finitos de nalga
sal y pimienta negra a gusto
3 huevos
una cucharada de vinagre
aceite para freír
harina cantidad necesaria
rodajas de limón.

Recorte los bifes quitándoles la grasita del borde y dándoles buena forma.
Sazónelos a gusto con sal y pimienta negra.
Bata los huevos con la cucharada de vinagre, más sal y pimienta a gusto.

Caliente suficiente aceite en una sartén.
Verifique la temperatura poniendo a flotar un trocio de pan; en cuanto comienza a navegar, listo.
Reboce cada bife en la harina, tratando de adherirla bien de ambos lados.

A medida que los bifes estén rebozados, báñelos, en los huevos batidos.

Echelos en el aceite bien caliente, por tandas y sin encimar.
Apenas entren en contacto con el aceite caliente, se les formará una corteza bien esponjosa.

Cuando estén dorados de un lado, délos vuelta para dorarlos del otro lado.

Escúrralos sobre hojas de papel absorbente.

Sirva con rodajas finas de limón y morrones asados.
Puede acompañar este platos con morrones asados y pelados, cortados en tiras anchas y maceradas en aceite de oliva con dientes
de ajo triturados, sal y pimienta.
Un buen adobo para sumergir los bifes antes de hacerlos a la romana es jugo de naranja, ídem de limón, granos de pimienta
machacados y un toque de cilantro.
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