jugo de limón
1 cucharada de orégano fresco picado
4 filetes de pierna de cordero o chuletas, con hueso
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cebollas grandes en aros finos
2 hojas de laurel
1 vaso de vino blanco seco
250 g de harina
sal y pimienta negra molida.

Mezcle el jugo con el orégano, la sal y la pimienta, y pinte los trozos de cordero por ambos lados.
Deje marinar un mínimo de 4 horas, mejor toda la noche.

Precaliente el horno a 160ºC.
Escurra el cordero, reservando la marinada, y séquelo con papel de cocina.
Caliente el aceite en una sartén amplia, y fría el cordero a fuego vivo para que se dore por ambos lados.

Ponga el cordero en una fuente de barro poco honda.
Distribuya por encima los aros de cebolla y el laurel, y riegue con el vino blanco y la marinada.

Mezcle la harina con agua para formar una masa.
Humedezca los bordes de la fuente.
Estire la masa sobre una superficie enharinada, y cubra con ella la fuente.
Hornee por espacio de 2 horas, rompa la corteza de harina y sirva el cordero caliente, con papas cocidas.
SUGERENCIA
Aunque no es del todo esencial, si consigue filetes de pierna o chuletas con hueso el plato tendrá más sabor.
Las papas cocidas constituyen una guarnición deliciosa.
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