2 cucharadas de aceite de oliva
1 cebolla pequeña
3 dientes de ajo
1,5 kg de pierna de cordero, deshuesada y atada
1 cucharadita de guindilla en polvo
1 cucharada de pimentón dulce
2 pimientos rojos medianos, troceados
1 taza de vino blanco seco
2 tazas de caldo de pollo
1/4 taza de ramitas de romero fresco
1/4 taza de menta fresca

Precaliente el horno a 180ªC.
Caliente el aceite en una cacerola grande, añada la cebolla troceada y el ajo majado y sofríalos a fuego medio unos 3
o 4 minutos.
Ponga el cordero en la cacerola y déjelo cocinar, dándole la vuelta de vez en cuando, hasta que se dore bien por todos
los lados.
Pase el cordero a una fuente refractaria honda.
Añada a la cacerola la guindilla, el pimentón y el pimiento, remueválo todo y rehóguelo a fuego medio unos 5 minutos.

Incorpore el vino mezclado con el caldo de pollo, mézclelo todo y llévelo lentamente a ebullición.
Baje el fuego y déjelo cocinar, destapado unos 10 minutos.
Añada el romero y la menta picada, pase la salsa a una jarra y viértala sobre el cordero.
Tápelo y hornéelo 45 minutos o hasta que esté tierno.
Este estofado no contiene harina, por lo que la salsa resulta fina aunque igualmente sabrosa.
Tradicionalmente se sirve en cazuelas de barro individuales para que conserve todas sus propiedades.
Si prefiere una salsa más espesa, reboce el cordero con harina antes de dorarlo o espese el líquido con fécula de maíz
transformada en pasta.
|