-Un kilo de hígado de ternera cortado en escalopes gruesos
-6 cebollas
-4 dientes de ajo
-6 cucharadas soperas de aceite de oliva
-Una pizca de vino blanco
-Sal

Se pelan las cebollas y se cortan, con cuidado, en tiras muy finas con ayuda de un cuchillo bien afilado. Se introducen éstas
en una cazuela amplia con sal y 5 cucharadas de aceite de oliva; se arriman a fuego suave y se doran lentamente, durante unos
45 minutos.

Sobre una tabla, con ayuda de un cuchillo, cortamos los filetes de hígado en trozos más menudos, con cuidado de retirar algún
vaso sanguíneo duro, si tropezamos con ellos, pues tras la cocción se volverían duros y difíciles de masticar.

Se arrima una sartén antiadherente con la cucharada restante de aceite a fuego fuerte. Sin dejar que se queme, se introduce
el hígado, de poco en poco, y se deja que se dore en el aceite unos segundos, sin que se seque. Se le va dando la vuelta,
de forma que bajo una costra dorada se esconda una carne sonrosada y jugosa.

Finalmente, se desliza el hígado dorado en la cebolla caliente, se echa una pizca de vino blanco y se pone a hervir unos instantes
a fuego suave. Se deja reposar y se sirve. Se pueden añadir en el último momento, justo antes de sacar el hígado del fuego,
unos dados de patata frita para dar más sabor al guiso.
|