-8 trozos de costilla de cerdo
-Dos dientes de ajo picados
-Perejil cortado en tiras finas
-Una pizca de aceite de oliva
-Otra de zumo de limón
-Otra de vinagre
-Un poco de vino blanco
-Una cucharada de mostaza de grano
-Agua
-Sal

Se sazonan los trozos de las costillas alegremente y se embadurnan con aceite de oliva, ajo picado y zumo de limón.

Se colocan en una bandeja con la parte de la carne hacia el fondo y se añade, al menos, un vaso de agua y la pizca de vino
blanco. La costilla así preparada se introduce en el horno precalentado a 200 °C por espacio de unos 25 minutos.

Pasado este tiempo, se le da la vuelta a la carne, se rocía bien con el jugo que habrá quedado en el fondo de la bandeja y
se deja que termine de asarse otros 20 minutos, o hasta que quede bien tostada. Es preferible bañarla de vez en cuando con
el jugo, para que quede bien rubia. Nunca tiene que quedar el fondo seco. Si esto ocurre, se añade a la preparación un poco
más de vino o de agua. A continuación, se coloca la costilla en una bandeja y el jugo que ha quedado en el fondo de la del
horno en un cazo. Se pone éste al fuego, y se deja que comience a hervir.

En el momento en que comienzan a surgir los primeros borbotones, se añade la cucharada de mostaza, el vinagre y mucho perejil
picado, y se dan unas vueltas. Finalmente, se sazona este jugo, se rocía sobre la carne y se sirve caliente.
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